El curriculum de Xabi Alonso es uno de los mayores homenajes al fútbol que se pueden encontrar. Pocos jugadores pueden presumir al final de su carrera de ser parte de la historia de los clubes más grandes y con más historia de Inglaterra, España y Alemania, de haber triunfado en ellos y de haber ganado todos los títulos a nivel de club y selección. Y todo ello mimetizándose con la esencia de cada camiseta que ha representado. Porque Alonso nunca fue solo un futbolista. Ni siquiera uno genial. Siempre se preocupó de entender las particularidades de cada lugar en el que estuvo y hacerlas suyas sin perder un ápice de autenticidad.
Un mediocentro atemporal
Si por carácter y actitud hubiera encajado en cualquier época del fútbol, su juego también hubiera sido válido en cualquier espacio-tiempo. Alonso representa al mediocentro académico, al paradigma de una especialidad en vías de extinción. Por cada Xabi hay decenas de ‘organizadores’ que apenas saben dar el balón a alguien con su misma camiseta. Su inteligencia táctica y colocación están al nivel de los mejores de la historia. “Desde la primera vez que entrené con él vi que era un fuera de serie. Es, de lejos, el mejor mediocentro con el que he jugado”, decía Gerrard, compañero del tolosarra en el Liverpool. En el repertorio de Alonso no hay fisuras conceptuales ni técnicas. Sabía a la perfección cuando acelerar o frenar, cuándo avanzar poco a poco o desorganizar una defensa con un pase medido de cuarenta metros. “Es muy inteligente. Es bueno dando pases cortos y largos”, apunta Rafa Benítez.
Apto para cualquier estilo
Su excelsa interpretación del juego le permitió ser el director de orquesta de algunos de los mejores (y más diferentes entre sí) entrenadores de su época. Alonso fue tan importante para el Madrid de Mourinho, que jugaba un fútbol vertical y de transiciones muy rápidas, como para el Bayern de Guardiola, un conjunto que ponía la tienda de campaña en campo contrario y buscaba desordenar la defensa con paciencia y escalando líneas poco a poco. Pep lo definió así: “Lo hemos fichado para que domine el juego. Cuando Xabi tiene el balón es el mejor”. “Es como un metrónomo, un jugador como Xavi Hernández. Me recuerda al Pep Guardiola jugador. Ya actúa como técnico en el terreno de juego. Seguro que cuando cuelgue las botas será un gran entrenador”, vaticinó Mourinho.
“Alonso ve las cosas antes de que pasen”
El primer entrenador que apostó por Alonso fue John Toshack en 2001. El español había debutado la temporada anterior a las órdenes de Clemente y después de seis meses cedido en el Eibar fue llamado a filas por el galés para ayudar a una Real Sociedad que se encontraba peleando por mantener la categoría. “No recuerdo a un canterano que haya causado tanto impacto en el club. Parece que todos juegan mejor cuando está sobre el terreno de juego”, dijo Toshack.
Su primer gran momento como futbolista fue en el conjunto vasco. En la temporada 2002-03, la Real sorprendió a todo el mundo manteniendo el liderato de LaLiga durante casi todo el curso. El sueño se escapó en las últimas jornadas cuando parecía más cerca, pero dejó claro que había nacido un jugador de época. Con 22 años, Alonso fue la manija del equipo que mejor jugó al fútbol ese año. Su personalidad ya abrumaba. “Tiene la llave de todo”, explicó Carlo Ancelotti. “Tiene esa habilidad poco común de ver las cosas antes de que vayan a pasar”.
Despedida en el Bernabéu
Con una aportación clave en todos los sitios que ha estado, Alonso fue partícipe del mejor momento, en décadas o en toda su historia, de casi todos los equipos por los pasó. Fue el mediocentro del único Liverpool campeón de Europa de los últimos 33 años, guió al Madrid a la ansiada Décima, llevó la manija de la mejor selección de todos los tiempos e hizo creer en el título de liga a un equipo que descendería pocos años después.
El destino quiso que el último partido de su carrera en la Champions League, competición que ganó dos veces, fuera en el Santiago Bernabéu. El público de Chamartín le reconoció como lo que es: uno de los mejores que ha vestido la blanca en los últimos veinticinco años. Le ovacionó cuando fue sustituido y se quedó a aplaudirle una vez terminado el encuentro. “Me quedaré con este momento toda mi vida”, dijo Alonso. Eskerrik Asco, Xabi.