Diez años le bastaron al Sevilla para reescribir los libros de historia de la segunda competición continental. Antes denominada Copa de la UEFA y desde 2009 Europa League, las cinco veces que el equipo español ha levantado el trofeo son un récord de la competición. En las vitrinas del Ramón Sánchez Pizjuán hay las mismas copas de este torneo que en el resto de los museos de España juntos. El modelo del Sevilla ha estado acaudillado por la dirección deportiva de Monchi, el ejecutivo que ha transformado la realidad del club.
Sus aciertos con los fichajes y la gestión técnica de Juande Ramos primero y Unai Emery después permitieron al Sevilla dominar en Europa. Todo eso… y algunos golpes de suerte que cambiaron el curso de los acontecimientos: “En el fútbol se pueden hacer las cosas muy bien pero sin golpes de fortuna como el de Palop o M’Bia no hubiéramos conseguido tanto”, reconocía Monchi días después de su despedida.
Palop salva al campeón en el 94
El Sevilla había tocado el cielo en Eindhoven en 2006 al ganar por 4-0 al Middlesbrough en la final de la UEFA y un año después asumía el reto de revalidar la primera corona europea de su historia. Las cosas no iban bien en Ucrania ante el emergente Shakhtar Donetsk en los dieciseisavos. “Todavía era invierno y las condiciones no eran las mejores”, explica Palop, portero del Sevilla en 296 ocasiones. El equipo entrenado por Juande había empatado a dos en casa y perdía por 2-1 en la vuelta cuando llegó un córner en el minuto 94 que cambió la historia.
“Nunca pensé que fuera a hacer gol”, reconoce el guardameta, que se presentó en el área con el objetivo de armar barullo. “Mi intención era crear confusión, bloquear a un rival o provocar una segunda jugada. Entonces se sacó el córner, vi venir el balón hacia mi y sabía que era mi pelota. No tenía la oposición de ningún rival e intenté asegurarme de que fuera entre palos”. El cabezazo, desde la frontal del área pequeña, entró pegado al poste derecho del portero y la locura se desató entre los jugadores del Sevilla. “Viví unos sentimientos increíbles que nunca había tenido. Ahora sé lo que siente un compañero cuando marca un gol”. Un tanto de Chevantón en la prórroga permitió al Sevilla avanzar a octavos en una Europa League que terminaría ganando por penaltis al Espanyol.
El ‘Mbiazo’ al Valencia
Siete años después del milagro de Donetsk, el Sevilla volvía a estar contra las cuerdas, entonces en las semifinales ante un Valencia que le había aplastado y que vencía por un 3-0 que anulaba el 2-0 de la ida. “Hicieron un partidazo. Nosotros nos vimos eliminados”, recuerda Stéphane M’Bia, otro de los nombres propios del santoral sevillista. Antes del minuto 95, la diferencia de disparos era de 13-3 favorable al Valencia. El Sevilla solo había chutado entre palos en una ocasión. Un saque lateral al corazón del área y una prolongación destrozaron el sueño de Mestalla. “Cuando vi el balón dentro de la portería salí corriendo sin saber hacia dónde. Se escuchó el silencio y unas décimas de segundo después los gritos de nuestra afición. Fue de película”.
Ese tanto de M’Bia fue el catalizador del nuevo Sevilla, que se encontraba en una época de dudas. En pleno 2014 los días de éxitos empezaban a ser algo perteneciente a un pasado que cada día se alejaba más. En seis años habían pasado cinco entrenadores y parecía que la magia de Monchi se había agotado. Aunque el equipo dirigido por Emery de los Bacca, Rakitic, Gameiro, Vitolo o Iborra empezaba a tener hechuras de cosa grande, es posible que nada de lo que vino después hubiera ocurrido sin otro testarazo sobre la bocina. “Estábamos construyendo un gran Sevilla y lo que conseguimos fueron los pasos para lo que hoy es el club”, reconoció M’Bia, un centrocampista poderoso de mucho recorrido y llegada que jugó dos temporadas en Nervión.
Palop, Beto y David Soria en penaltis
Si la diosa fortuna asistió al Sevilla en momentos donde parecía fuera de combate, capítulo a parte merecen las tandas de penaltis. La mal llamada ‘lotería’ o ‘suerte’ es un arte que los andaluces han dominado a la perfección. Hasta en cuatro definiciones se impusieron en tres de las Europa League conseguidas, dos de ellas en la final ante Espanyol y Benfica. En la de Glasgow en 2007 Palop fue de nuevo el protagonista al detener tres penas máximas. Beto le tomó la alternativa en Turín en 2014 con dos atajadas que permitieron al Sevilla reconquistar el torneo. En dieciseisavos ya habían eliminado al Betis gracias a los fallos de N’Diaye y Nono. Y camino de su último título David Soria detuvo el lanzamiento de Beñat desde los once metros y allanó el camino sevillista a semifinales.