Pocos jugadores en la historia del fútbol han tenido la capacidad de transformar el deporte o la posición en la que se desempeñaban. Philipp Lahm pertenece a ese exclusivo club. Líder y capitán de la mejor Alemania del último cuarto de siglo, quedará en el recuerdo como uno de los laterales más técnicos, versátiles y con más influencia en el juego ofensivo. Cuando todavía era juvenil y fue cedido al Stuttgart, el entrenador del Bayern Munich B lo definió así: “Un jugador que parece que tiene quince años y juega como uno de treinta”.
Símbolo de la nueva Alemania
Lahm representa el paradigma de la Alemania moderna, la vigente campeona del mundo y un combinado que ha llegado a las semifinales de los últimos cinco grandes eventos de selecciones. El fino y técnicamente superior jugador es la esencia de la sofisticación metodológica que ha permitido a la Nationalmannschaft transformar su estilo para volver a la primera plana del fútbol mundial. Quinto jugador con más internacionalidades (113), levantó al cielo la Copa en Maracaná en 2014. “Para mi es el mejor jugador de la década”, dijo Joachim Low, su seleccionador desde 2007 hasta su retirada. “Durante casi diez años ha proporcionado consistencia, fiabilidad y un altísimo nivel a la selección alemana. Tiene autoridad natural, asume la responsabilidad y es un absoluto líder en la comunicación”.
¡24 partidos sin hacer una falta!
Por mucho que su calidad, proyección ofensiva, visión de juego, trato de balón e inteligencia a veces nos lo haga olvidar, Lahm ha sido durante la práctica totalidad de su carrera un defensa. Un defensa que en 517 partidos en la élite solo vio 27 tarjetas amarillas y nunca fue expulsado. Durante la era Guardiola estuvo 24 partidos consecutivos de Bundesliga sin hacer una sola falta.
Fue precisamente el entrenador español el que visualizó la calidad de Lahm fuera de la orilla y más centrado, jugando como pivote. “Está a otro nivel. Es probablemente el jugador más inteligente que he dirigido en toda mi vida”, dijo Guardiola, que desde el principio de su etapa en el Bayern quedó fascinado con la habilidad del menudo jugador. “Si ganamos algo esta temporada será gracias a poner a Lahm de centrocampista. Es el que hace encajar todas las piezas”. Para el alemán la experiencia fue divertida. “Me hizo llevar mi carrera a otro nivel pese a que ya era veterano cuando me puso de mediocentro”, reconocía.
Vuelta al origen en Brasil
El movimiento de Guardiola tuvo tanto éxito que fue transportado por Joachim Low a la selección en el Mundial de Brasil. Tras clasificarse para los cuartos de final con una agónica victoria contra Argelia en la prórroga, la mayoría de las críticas se centraron en la posición del jugador del Bayern. “He tomado mis decisiones, y también respecto a Lahm. Y la voy a mantener hasta el final”, dijo tajante Low tras el partido de octavos. Poco después rompería su palabra, devolviéndolo a su hábitat natural.
“Con la selección tienes mucho menos tiempo para trabajar y desarrollar los automatismos. Por eso fue tan caótico. Pero bueno, me lo pasé bien”, explicó en una entrevista con Jamie Carragher en el Daily Mail. El 13 de julio de 2014 la carrera de Lahm quedaría inmortalizada para siempre después de proclamarse campeón del mundo con Alemania, un hito que no conseguían desde 1990. Un trofeo que añadir a sus ocho Bundesligas, seis Copas y la Champions League conseguida con el Bayern en 2013. Lahm, un jugador irrepetible.