La reválida del “Cholismo”

Entre los múltiples logros de Simeone al frente del Atlético uno de los más importantes fue terminar con el victimismo en los derbis. La racha de catorce años (una eternidad) que llevaban los colchoneros sin ganarle al eterno rival había instaurado un sentimiento de inferioridad en los aficionados respecto al vecino de la Castellana. El Cholo empezó a construir la nueva idiosincrasia atlética ganando al Madrid una final de Copa, dando veracidad a sus postulados de “si se cree, se puede”, “con trabajo, todo es posible” y toda esa retahíla de versículos que el argentino repetía sin parar en el vestuario y en las ruedas de prensa. La gente del Atleti salió del armario orgullosa de su equipo y sin envidia ninguna de los merengues, a los que plantaron cara una y otra vez. Luego llegaron las dos derrotas en las finales de Champions que, aunque bajaron un poco el ánimo, no desterraron del todo el catecismo de Simeone porque los colchoneros siguieron creyendo fervientemente en su líder.
El caso es que este derbi llega quizá en el peor momento de confianza en el equipo. Con una sequía goleadora terrible, con sus delanteros señalados, casi eliminado en la Champions, encajando más goles de lo habitual… y encima llega el Madrid obligado. No pinta bien, pero quizá el partido presenta una oportunidad para resucitar el credo. Es casi imposible que el Atlético pase de un día a otro a jugar como los ángeles y le de un baño de fútbol al Madrid, pero si sale un equipo aguerrido, solidario, mordiente y planta cara de nuevo al Madrid, el “cholismo” habrá recuperado su esencia y habrá renovado los votos para creer de nuevo en los milagros. Les vale incluso el empate, si es con goles, mejor.
Al Madrid solo le sirve la victoria, cualquier otra cosa sería un paso atrás. Parece claro que el que tira del carro ahora mismo es Isco, con su magia y su tremendo momento de confianza. Y luego está Cristiano, cabreado, malhumorado, esperando a una de sus víctimas preferidas del campeonato.
El Madrid es favorito, pero en un duelo de urgencias puede aflorar el cholismo más indómito y en ese escenario todo puede pasar.