A falta de que el juicio a Cristiano Ronaldo determine si es culpable o inocente de defraudar 14,7 millones de euros, el caso del portugués no viene sino a refrendar una tendencia demostrada durante los últimos años en el fútbol profesional: los jugadores y sus asesores utilizaron los derechos de imagen para burlar a la Hacienda pública. La trampa de los derechos de imagen viene de lejos, cuando los clubes ofrecían a los fichajes el 30% de su contrato en ese concepto para que cotizase casi a la mitad que la otra arte del contrato.
La mayoría de las veces esos derechos se cedían a empresas que carecían de actividad alguna, por lo que era sencillamente una trampa que los inspectores terminaban desmontando. Luego llegaron las empresas afincadas en paraísos fiscales, las sociedades pantalla, las transferencias ocultas y todo un diccionario de trapicheos ilegales para pagar menos impuestos por un dinero que, según los inspectores, es rendimiento de un trabajo desarrollado en nuestro país y por lo tanto tiene que contribuir en el tipo que le corresponde a ese nivel de renta: el máximo.
La cantidad de casos de fraude descubierto también pone de manifiesto la falta de escrúpulos de los asesores, representantes y chupópteros que hay alrededor de las estrellas futboleras. Algunas son multinacionales del traspaso y la representación y por lo tanto tienen capacidad para generar un entramado de fiscalidad mundial para dejar de pagar aquí y allá, porque cuantos menos impuestos paguen los jugadores más dinero van a ganar ellos. Esa es la clave, la falta de moralidad y civismo de los que negocian los contratos, representantes e intermediarios, y también algunos clubes, porque los futbolistas no saben en la mayoría de los casos cuánto, cómo y porqué tienen que pagar. Como si ellos estuvieran libres de saber que los impuestos son una obligación solidaria de todos los que vivimos en este país.
Parece que se ha acabado el “todo vale” y el “esto es para listos”, que los que han defraudado paguen lo que tengan que pagar y que sus “asesores” tengan también una responsabilidad por el fraude. Aquí todos tienen que pagar los impuestos que les corresponden. Y si hay estrellas que se van de España a otros sitios para pagar menos impuestos, no pasa nada.Tenemos cantera para sacar grandes jugadores. Además, durante mucho tiempo esos chavales estuvieron tapados por tuercebotas extranjeros que eran mucho peores y encima defraudaban a Hacienda.