Guatemala es uno de los países más importantes de Centroamérica, una zona del mundo con una gran pasión por el fútbol. La Costa Rica de Keylor Navas es la gran dominadora de una región en la que Honduras también se está moviendo bien, sobre todo a nivel de participaciones en Copas del Mundo. Para conocer mejor la situación del fútbol guatemalteco hemos hablado con Carlos Figueroa, exfutbolista profesional y actual presidente de la Asociación de Futbolistas de Guatemala. “Hay muchas cosas que tenemos que mejorar para poner al jugador y al fútbol de nuestro país en el nivel que se merece su potencial”, explica a Digital Football Community.
Jugadores que no cobran
Según la Federación Internacional de Historia y Estadística del Fútbol, la Liga Nacional de Guatemala es la segunda mejor de Centroamérica, sólo por detrás de la de Costa Rica. Los problemas a los que se enfrenta el futbolista del torneo guatemalteco tienen que ver con los impagos. Como producto, la Liga batalla contra una crisis de credibilidad y seguridad y comodidad en los estadios. A día de hoy, Guatemala se encuentra sancionada por FIFA y no puede participar en torneos internacionales por incumplir los convenios acordados con la Comisión Normalizadora de FIFA para adecuar el país a los estándares del Estatuto de los Jugadores.
En su posición de defensor de los futbolistas, Figueroa, con casi dos décadas dentro del verde a sus espaldas, nos explica la situación. “La mayoría de los clubes de la Liga de Ascenso (segunda división) y el 50% de Primera tienen muchos incumplimientos de pagos. Los salarios son más o menos buenos para la realidad de Guatemala, pero no tan grandes como para que el jugador pueda estar sin cobrar unos meses”, explica el exjugador de Deportivo Municipal y Comunicaciones, entre otros. “El futbolista que no cobra durante dos o tres meses se tiene que buscar la vida para ver de dónde saca el dinero que el fútbol no le está dando y empieza a trabajar por las tardes o lo que sea. Eso hace que se resienta el nivel”.
El espejo de Costa Rica
Uno de indicadores que reflejan el atraso futbolístico de Guatemala es la mala situación de su selección nacional, ahora suspendida. Honduras, Costa Rica y El Salvador tienen una población acumulada de veinte millones de habitantes y un producto interior bruto agregado de 173.000 millones de dólares. Costa Rica ha disputado cuatro Mundiales, por tres de Honduras y El Salvador, todos ellos desde 1970 hasta la actualidad. Guatemala, que tiene 16 millones de habitantes y un PIB de 132.000 millones, nunca ha disputado la Copa del Mundo. “La diferencia es la seriedad y el profesionalismo que han tenido en la dirigencia. Se han preocupado de crear las bases de un fútbol sostenible que trabaje las ligas menores y garantice unas buenas condiciones”, ilustra Figueroa.
Alemania y España han dominado el fútbol mundial en los últimos diez años. Su éxito se ha cimentado desde la producción de talento en sus escuelas. Son un modelo a imitar. “Nosotros tenemos un problema con la base. Los clubes grandes sí que tienen cierta formalidad, pero los demás no se preocupan por ello. No es obligatorio desde la Federación y eso es un grave inconveniente a día de hoy”, cuenta el presidente de la Asociación de Futbolistas. “Estamos convencidos de que el trabajo de la base es la incubadora del profesionalismo. Tenemos que empezar a ir a Mundiales Sub-20 para que nuestros jugadores compitan en otra realidad, puedan empezar a salir fuera y eleven el nivel de nuestro fútbol”.
Recuperar la credibilidad
El fútbol es el deporte más popular en Guatemala y también el más practicado por los niños. La afición a equipos como el Barcelona y el Real Madrid está a la orden del día. Pero esta pasión no se consigue trasladar ni a la producción de grandes talentos de manera sistemática ni a las gradas de la competición local. “El aficionado está decepcionado con el fútbol guatemalteco por los problemas de corrupción, por la inseguridad en los estadios y porque no hay unas condiciones mínimas de comodidad para ir a ver un partido”.
Los problemas de la Liga de Guatemala permean hasta la base, donde hay cientos de miles de niños con el sueño de ser futbolistas pero, a día de hoy, sin las herramientas a su alcance para facilitar la siempre complicada empresa de llegar hasta arriba. “Es misión de todos los actores del fútbol guatemalteco dotar a estos chavales de entrenadores capacitados, de buenas canchas para poder entrenar y aprender y convertir la Primera División en una salida profesional. Que los jugadores vean que hay un nivel y unas garantías que le permitirán vivir de manera decente del fútbol”.