Antes que Lionel Messi, fue Ronaldinho Gaucho. Es imposible entender la historia moderna del Barcelona sin analizar el impacto global del brasileño. El fenomenal futbolista al que todo el barcelonismo señala como el revulsivo que devolvió al club la alegría (y los títulos) llegó en 2003 porque David Beckham eligió al Real Madrid. El jugador inglés, el Rey Midas mediático de la industria del deporte en aquel momento, había sido la promesa electoral de Joan Laporta y el reclamo que había permitido al activista opositor del nuñismo asaltar por fin la presidencia.
“Beckham puede ser el líder del nuevo Barça”, decía el entonces candidato Laporta en junio de 2003. “Los contactos están muy avanzados y pronto hablaremos con el jugador”. Pocos días después, la maquinaría Laporta-Rosell seguía engrasada. “Tengo el placer de anunciarles que hemos llegado a un acuerdo con el Manchester, con el que ya hemos firmado un documento”, aseguraba en El Periódico un trato que la propia web del United llegó a ratificar.
¿Fichaje frustrado y/o mentira electoral?
Algunas cuestiones del intento de fichaje de Beckham por parte de Laporta siguen en el limbo. ¿Desde cuándo sabían que lo que estaban prometiendo era imposible? ¿Realmente fue un objetivo de Laporta y Rosell? ¿Durante cuánto tiempo mantuvieron el engaño? Lo que dijo el nuevo presidente tres días después de los comicios (“Yo nunca prometí a Beckham. Los agentes no quisieron ni sentarse a negociar con nosotros”) dista mucho de su última proclamación la víspera de ir a las urnas. “Beckham nos colocará en primera línea deportiva y mediática mundial”. Un año después, Lluis Bassat, rival de Laporta, afirmó que “había utilizado el efecto Beckham para cambiar la intención de voto cuando el jugador ya tenía firmado un contrato con el Real Madrid“.
Cruyff quería a Aimar
Fracasada la opción Beckham y con un Barcelona que dirigir, a Laporta-Rosell les llegaba el reto de reconstruir un equipo deprimido que ni se había clasificado para la Champions League y un club descapitalizado. “Cruyff recomendó fichar a Aimar, Ayala y Albelda y nosotros fichamos a Ronaldinho, Deco y Márquez”, contó Rosell años después. La contratación del diez brasileño devolvió al Barcelona a la élite y le permitió ganar dos Ligas y una Copa de Europa catorce años después. “No hubiera sido lo mismo de haber venido Beckham”, reconoció el propio Laporta.