El esguince de tobillo es la lesión que se produce con mayor frecuencia en el fútbol, tanto a nivel profesional como a nivel amateur. Esta lesión afecta a los ligamentos de la articulación del tobillo, es decir, los ligamentos que unen la tibia y el peroné con los huesos del pie.
Un ligamento es la estructura fibrosa formada principalmente por fibras de colágeno que une dos huesos adyacentes entre sí permitiendo el movimiento normal o fisiológico y limitando los movimientos anormales o potencialmente lesivos.
¿Por qué se produce?
El esguince se produce por una torsión o estiramiento bruscos del ligamento que supera su capacidad de resistencia elástica. Puede ser causado por un mal apoyo del pie tras un salto, en plena carrera o por una entrada o traumatismo directo.
Una característica del esguince de tobillo es la elevada probabilidad de sufrir la misma lesión varias veces a lo largo de la carrera del futbolista. Es muy importante realizar programas calentamiento específicos para la prevención de lesiones y tras sufrir el primer esguince es necesario realizar una buena recuperación del ligamento lesionado para evitar futuros problemas.
Localización de los esguinces de tobillo
La localización de la lesión varía en función del mecanismo de lesión, es decir, la forma en que se realiza el movimiento causante de la lesión. Podemos clasificar los esguinces de tobillo en función del ligamento que se ve afectado:
Ligamento lateral externo (LLE): Se produce en la parte externa de la articulación del tobillo. El LLE mantiene unidos el peroné con los huesos de la parte posterior del pie. Es causado por un apoyo de la parte externa del pie en el suelo y es el esguince de tobillo más común en el fútbol.
Ligamento lateral interno (LLI): Se produce en la cara interna del tobillo. El LLI del tobillo mantiene unidos la tibia y los huesos de la parte posterior del pie. Es causado por un apoyo de la cara interna del pie en el suelo.
Grados de esguince
Los esguinces de tobillo se clasifican en tres grados en función de la gravedad de la lesión:
Esguince grado I: El estiramiento excesivo del ligamento provoca una distensión de las fibras que lo componen, pero sin rotura de las mismas. El tobillo presenta una leve inflamación, dolor localizado y en algunas ocasiones puede producir la aparición de hematoma (piel amoratada).
Esguince grado II: El sobreestiramiento del ligamento provoca una rotura parcial de sus fibras de manera que el ligamento pierde su forma y por tanto afecta a su función protectora de la articulación. El grado de dolor que experimenta el jugador lesionado varía de moderado a intenso tanto en apoyo como en reposo, y el tobillo presenta inflamación y hematoma.
Esguince grado III: El ligamento afectado sufre una rotura total de sus fibras perdiendo por tanto su capacidad de sostén y protección de la articulación del tobillo. La inflamación del tobillo y el hematoma aparecen de manera inmediata y no se puede apoyar el pie en el suelo por la sensación de inestabilidad que genera. El dolor es muy intenso e impide repetir el movimiento causante de la lesión.
Tratamiento RICE y rehabilitación
El tratamiento del esguince de tobillo comienza inmediatamente tras producirse la lesión. Hay un tratamiento específico que recibe el nombre de RICE (reposo, hielo, compresión y elevación):
REPOSO: Se debe realizar reposo inmediato evitando el apoyo del pie afectado al andar.
HIELO: La aplicación de frío local en la zona afectada reduce la inflamación y el dolor. Se aplicará también los días posteriores en intervalos de unos 15 minutos tres veces al día.
COMPRESIÓN: Se realiza compresión del tobillo afectado para evitar el aumento de la inflamación y para estabilizar la articulación que ve alterada su protección en los esguinces grado II y grado III.
ELEVACIÓN: Impide el aumento de la inflamación y del hematoma local favoreciendo la correcta circulación sanguínea de la pierna afectada.
Tras adoptar estas medidas de protección es necesaria la valoración de la lesión por parte de un médico que determinará el grado de la lesión y descartará la presencia de fracturas o fisuras óseas, desplazamiento, etc.
Para que la rehabilitación sea adecuada debe ser realizada por un profesional, el fisioterapeuta, que mediante la aplicación de diferentes técnicas (masaje circulatorio, masaje Cyriax, electroterapia, vendaje funcional, etc) reducirá los síntomas y el tiempo de recuperación.
Los plazos de recuperación varían en función de la gravedad de la lesión y de la realización de una rehabilitación adecuada. Un esguince de grado I suele recuperarse en una o dos semanas, un esguince de grado II tarda en recuperarse de dos a seis semanas y el esguince de grado III se recupera en un plazo de dos a seis meses, en la mayor parte de los casos tras requerir una intervención quirúrgica para reparar el ligamento.
Entrenamiento progresivo
La reincorporación del jugador lesionado a los entrenamientos de equipo y a la competición debe realizarse de manera progresiva y respetando los plazos de recuperación. Antes, el jugador debe entrenar de manera específica el tobillo hasta recuperar la fuerza y el control de la musculatura de la extremidad afectada. Para conseguirlo el jugador realizará los siguientes ejercicios:
Ejercicios de movilidad del pie: Realizar series de ejercicios de todos los movimientos del pie para recuperar progresivamente la movilidad.
Movilidad contra resistencia: Se realizan los mismos ejercicios de movilidad del pie pero con oposición o resistencia para fortalecer la musculatura del tobillo y de la pierna.
Marcha: Marcha normal, sobre los talones, de puntillas, carrera, etc, para recuperar el control del tobillo.
Ejercicios de equilibrio y estabilidad: Ejercicios sobre la pierna afectada para entrenar el control y el equilibrio de la articulación.