Jorge Cárcamo siempre había tenido el gusanillo de ser entrenador de fútbol. Cuando colgó las botas, su club de toda la vida en Vitoria le ofreció dirigir a los infantiles. No se lo pensó y se embarcó en un viaje que ahora le ha llevado a las categorías inferiores del Eibar. “Incluso cuando jugaba, lo que más me gustaba era la parte táctica, el preparar los partidos”, explica a Digital Football Community. Así ha conseguido llegar en muy poco tiempo a trabajar en un club de LaLiga.
Internet, libros y cursos para formarse
Una de las ventajas de internet es que ha democratizado el acceso a la información y los conocimientos y su divulgación. Con un buen filtro, es una herramienta imprescindible para un joven entrenador con recursos y tiempo limitados. “Internet ha facilitado las cosas porque tienes acceso a bastante material de calidad. Muchos entrenadores tienen blogs o canales de Youtube donde puedes aprender cosas que después puedes aplicar”, explica Jorge. “Además también es un buen lugar para debatir y poner ideas en común”. En el principio de su carrera en los banquillos, lo aprendido por esta vía fue el soporte de un Cárcamo que no tenía ningún título ni preparación cuando empezó con los chavales. “Ten en cuenta que en los clubes de barrio lo haces casi por amor al arte y no todo el mundo se puede gastar mil euros para sacarse un título de entrenador”.
Hace no mucho, la única vía para formarse eran los cursos oficiales de la Federación Española. Su precio y tiempo de dedicación no lo hacen accesible para muchos jóvenes para los que de primeras esto es un hobby. “Ahora hay empresas y organizaciones que ofrecen cursos adaptados a todos los bolsillos. También hay más material en cuanto a libros que puedes utilizar para aprender por tu cuenta”. Además de aprovechar todos estos vehículos de aprendizaje, Jorge tiene el Nivel 1 de entrenador. Se lo pagó el Aranbizkarra, su alma mater, en concepto de retribución por una temporada de trabajo.
Eibar: formación en un club top
Desde hace varias temporadas, este vitoriano de 23 años trabaja en la academia del Eibar, ciudad en la que estudia Ingeniería de Energías Renovables, una carrera que espera terminar este verano. “Creo que es el mejor sitio donde podría estar. Es un club que cuida mucho la formación continua de sus entrenadores y nos pone muchas facilidades para crecer profesionalmente”. A día de hoy, Cárcamo entrena en la escuela a niños de entre nueve y once años que todavía no compiten todos los fines de semana. Además de su trabajo formativo con los más pequeños, también ayuda al equipo juvenil de División de Honor elaborando informes de los rivales. “Es muy interesante porque es trabajar para un equipo que a nivel de preparación está muy cerca del profesionalismo. Analizamos todo, jugadas a balón parado, dónde se coloca un equipo… Y luego es muy enriquecedor porque cuando le presento el informe al entrenador contrastamos opiniones, a veces hay algo que él no ha visto y se lo enseño yo o al revés”.
El Eibar es un club ya asentado en LaLiga. Modélico en la gestión, cada año ha ido dando pasos hasta luchar por entrar en Europa. Por el camino ha ido refinando su estilo hasta convertirse en uno de los conjuntos más atractivos de todo el campeonato (es el quinto más goleador). Este modelo ganador se está permeando en sus categorías inferiores a través de sus formadores. “Hay un programa en el que cada entrenador del fútbol base pasa una semana trabajando con el primer equipo. Eres uno más del cuerpo técnico y ves cómo se prepara la sesión, las valoraciones que se hacen, los preparativos del partido de ese fin de semana. Hasta comes con ellos”. Dentro de la estructura plenamente profesionalizada, el Eibar conserva en su esencia detalles de club familiar que nunca perderá. “Aquí es normal encontrarte con los jugadores en el gimnasio o donde sea. Charlar con ellos aunque sea un rato me ayuda, a mi que soy formador, a ver las cosas desde el punto de vista más competitivo que pueda haber. Siempre que queremos podemos ir a ver entrenar al primer equipo ”.
El fútbol como complemento
En su carrera como entrenador, Cárcamo ha tocado los dos extremos del fútbol. La formación de los más jóvenes y la competitividad de las categorías regionales absolutas, donde consiguió ascender como segundo técnico. Este hito también está en su currículum a nivel de fútbol base, ya que hizo subir al cadete del Aranbizkarra, en esa ocasión como primer entrenador. Con la licenciatura bajo el brazo, planea centrarse en el fútbol. “Me gustaría coger un equipo en el que ya tenga más día a día y competición todas las semanas. Además voy a ir a por el Nivel 2 de entrenador”. Contrariamente a lo que pueda parecer, no se ve viviendo de esto en un futuro. “Esta es mi pasión y me lo tomo con toda la seriedad del mundo a nivel de trabajar y formarme, pero no me veo viviendo del fútbol porque es muy volátil y más para un entrenador. Quiero trabajar de lo que he estudiado. Para mi esto es un complemento que me llena mucho y me hace vivir lo que más me gusta”.
[…] Tenía 16 años y la verdad es que nunca me había llamado la atención el arbitraje”. Su familia le apoyó desde el primer momento y así empezó un viaje que espera culminar en la élite. “Sin ellos sería imposible. Me considero un afortunado. Me han llevado a los campos, veían los partidos que me tocaba pitar y claro, les tocaba escuchar algún comentario desagradable además. Mis amigos también han estado ahí siempre y he podido hacer nuevos gracias al arbitraje. Me llevo amigos que son entrenadores, delegados…”. […]